viernes, 30 de octubre de 2009

Tarantino: con gloria y cine.


Por Jorge Jofre.

Tragedia y humor.
En Bastardos sin gloria si uno olvida que el director es Quentin Tarantino y solamente se guía por la previa del filme: el contexto – la segunda guerra mundial en la Francia ocupada- ; por las carteleras: filme de acción/aventuras/drama/guerra y hasta las posibles implicancias del título: Inglourious bastards, espera ver en la pantalla un derroche de drama y violencia. Pero conociéndolo a Tarantino como el autor de filmes como Pulp fiction sabemos que con seguridad puede haber en Bastardos sin gloria otro elemento fundamental y controlador: el “humor Tarantino”.
Así es como mediante ese especial atributo, Tarantino, convierte lo que podría haber sido la trágica historia de Shosanna Dreyfus, única sobreviviente de una familia judía asesinada por los alemanes en la Francia ocupada, en una historia cargada de encantos pese al carácter algo áspero de la protagonista o a su creciente odio y sed de venganza. También nos resulta encantador el personaje que compone el potencial enemigo de Shosanna, el coronel nazi Hans Landa, un alemán atípico (el mismo se autodefine así en un diálogo inicial); una especie de detective a lo Sherlock Holmes con cierto toque de ironía y humor en su forma de hablar.
Nietzsche dijo alguna vez que la tragedia griega “murió por el suicidio” que no tuvo la muerte “bella y serena” de las otras artes clásicas. La tragedia en las manos de Tarantino tiene una muerte “ bella y serena” ( retomo a Nietzsche) como la tuvieron las otras artes clásicas en la antigüedad poshelénica y sin duda se convierte en una especie de posmoderna “ comedia ática” mixturada con algo del modernista vaudeville; algo del comics y un poco de cultura pop. Porque esa desmaterialización de la tragedia el director la ha ido obrando a través de toda su filmografía, recordemos (a modo de ejemplo) que en su primer filme Reservoir dogs ya fue criticado por “trivializar el tema de la violencia” y, recordemos también de la admiración del director por ciertos directores como Godard que sin duda ha jugado muchas veces con humor con la tragedia (en Pierrot el loco o en pasajes de Sin aliento).
En este punto ya nos preguntamos ¿Pero, cuáles son las herramientas que le sirven para tal fin? …Tarantino no solo es un maestro de los diálogos sino que también construye brillantemente el carácter de sus personajes. Recurro a la pareja de asaltantes de Pulp fiction a modo casi de paradigma del director. Por momentos parece haber tomado diálogos y personajes de los moldes de las ya antiguas series televisivas como Batman o El zorro donde la maldad, la violencia, la venganza y hasta las trompadas sonaban a ridículo y nos hacían sonreír.
Como el Batman o el Zorro de las series, Aldo Raine (Brad Pitt), el comandante de un pequeño escuadron de cazadores de nazis autodenominado los Bastardos, es casi una caricatura de un personaje. Una ficción del director que por poco nos hace olvidar el odio que motiva su accionar.

Tributo al cine
Shosanna huye a París tras la muerte de toda su familia. Allí en una ciudad plagada de tropas alemanas se convierte en la dueña del cine Marqués. Es en ese mismo segmento del filme donde aparece en escena el cabo alemán Fredrick Zoller, un héroe de guerra que ha matado a varios centenares de soldados enemigos.
Shosanna esta cambiando las letras de la marquesina de su cine cuando Zoller se dirige a ella desde la vereda sosteniendo casi una especie de monólogo donde se confiesa cinéfilo (“Usted y yo tenemos en común la pasión por las películas”) y admirador de la obra de los directores Leni Riefenstahl y Georg Whilhelm Pabst.
Fredrick Zoller se interpreta a sí mismo en una película bajo la tutela de Joseph Goebbels que narra sus hazañas. El cabo es protagonista de un filme de guerra épico como lo fueron antes el propio Hitler y toda su cúpula nazi en “El triunfo de la voluntad” de la actriz y directora Leni Riefensthal. “El triunfo de la voluntad” forma parte de la historia de un cine propagandístico de guerra; el filme sobre la hazaña de Zoller una ficción de Tarantino. Tal invento le permite nuevamente alterar el relato real de la historia de la Francia ocupada y hacer que Hitler con su plana mayor terminen asistiendo al estreno del filme protagonizado por el cabo en el propio cine Marqués. Tanto Shosanna como Aldo Rainer (cada uno por su lado) planean ante tal circunstancia un atentado que termine con la vida del dictador…todos los personajes incluyendo al coronel Landa arriban al Marqués que se convertirá ahora en insospechado protagonista del relato.
Durante la proyección del filme, Tarantino, alterna primeros planos del rostro del dictador con planos de la pantalla en que se proyecta el filme. Las secuencias cargadas de estampidos y muerte provocan una sonrisa en el rostro de Hitler que con seguridad se identifica con el cabo héroe. Gira el rostro y casi al oído le expresa a Goebbels, responsable de tal producción: “Es tu mejor filme”; en la pantalla Zoller sigue matando enemigos al mejor estilo de Ringo Wood en el memorable western italiano “Un dólar marcado”: las escenas se impregnan de parodia.
Shosanna anuncia en la pantalla, mediante una filmación suya agregada a uno de los últimos rollos, de que se va a llevar a cabo una justiciera venganza; su rostro se diluye entre las llamas del incendio del Marqués y ante un público que ha entrado en pánico. El Marqués, metáfora de un gran homenajeado: el cine, parece “morir asesinado” como dijera Nietszche; su muerte es violenta casi al modo del antiguo teatro griego; su muerte no obstante implica tomas que nos brindan gotas de humor del director que aún en este punto no duda en burlarse nuevamente de la tragedia.
Algún crítico ha observado que las palabras de Aldo Rainer, al grabar con su cuchillo (en la secuencia final) la cruz svástica en la frente del coronel Landa, es una confesión del director: “esta es la mejor de mis obras maestras”. No se si eso será así, pero lo que sé y eso es seguro que en este filme, la gloria de los Bastardos, se la lleva Tarantino acompañado de un cine con todas las letras.

Publicado el 28/10/09 en Página Digital.
Jorge Jofre. 2009.




martes, 6 de octubre de 2009

FOGWILL...EL ATRAPA REALIDADES

Por Jorge Jofre.

Enrique Eduardo Fogwill (Buenos Aires; 1941), a partir de su primera novela Pájaros en la cabeza, solo Fogwill: una especie de marca registrada. Ganó la beca Guggenheim (2003) y el Premio Nacional de Literatura de la SADE por su novela Vivir afuera. En la Boutique del Libro (San Isidro, 30-09-09) se presentó la reciente edición de sus Cuentos Completos.

Patio trasero de La Boutique del Libro, Fogwill, afirma haber sido considerado como una especie de portero (arquero al decir nuestro) de la literatura argentina….” Yo no sé mucho de fútbol, pero creo que el portero es el que ataja…” agrega con una especie de ingenuidad poco creíble.
Uno cree que Fogwill va hablar de su rol de “escritor maldito” y se encuentra con que el mismo acepta casi sin culpa alguna ser definido como el que ataja; como el guardameta de un equipo. Es que Fogwill, en realidad ataja. Pero no aquel esférico elemento llamado comúnmente pelota sino que bajo los tres palos de la literatura sabe atrapar los sucesos de nuestra historia o ciertas realidades que marcaron un antes y un después. Realidades que luego nos devuelve en forma de relatos como Los Pichiciegos; En otro orden de las cosas o La experiencia sensible. Son relatos-realidad que nos acercan a la guerra de Malvinas; a la década del setenta o a una cierta forma de vida de los capitalistas argentinos en el exterior en la época de la dictadura.
En Los Pichiciegos (1983) nos muestra ya la idea de una historia que ha descendido del caballo de los próceres para mostrarse más real y la mayoría de las veces más dolorosa. Los protagonistas de la novela no son precisamente aguerridos combatientes que fueron a defender el patrimonio de las islas, sino un grupo de personajes que intentan evitar el combate; que recurren a cualquier instancia posible para sobrevivir. Como el pichiciego, están seguros en su refugio subterráneo, solo que ellos a diferencia del pequeño armadillo son capaces de vender hasta su propio cuerpo por algún beneficio.
En La experiencia sensible (2001) nos muestra a al empresario Romano y su familia viviendo en 1978 en Las Vegas. Daniel Link lo ha descrito a Romano como “una bisagra en un capítulo monstruoso del capitalismo argentino...”. Romano y su familia viven como todos aquellos que han tenido la posibilidad de cotizarse en un capitalismo de país subdesarrollado y para colmo rodeados por una dictadura.
Pero no solo Los Pichiciegos o La experiencia sensible ostentan un realismo a ultranza; toda la literatura de Fogwill se orienta hacia una verdad descarnada que no es escatimada ni siquiera en el lenguaje de los personajes: para ejemplo solo bastaría la forma de hablar de la niñera del empresario Romano.
Se ha dicho que allá por los comienzos del siglo XX Eugenio Cambaceres ponía en sus personajes solo lo que le convenía a su juego: le metía “palabras y gestos convenientes para a firmarse en su propia ideología”. Fogwill en cambio los presenta tan brutalmente descarnados en cuerpo y lenguaje que no deja espacio a tal circunstancia. Si la estilística narrativa de Cambaceres desviaba el sentido de la realidad en función muchas veces de sus odios (xenofobia y discriminación sería mas correcto decir), en cambio Fogwill, el atrapa realidades, la retiene con fuerza y nos las lanza en forma de certeras palabras.
Patio de La Boutique del Libro, Fogwill, ahora habla de la importancia que concede en sus novelas a los signos de puntuación; a los acentos y hasta a los números de sílabas que componen sus palabras y sus frases. El escribir también es un oficio…que se debe dominar, como el arquero domina el área con su cuerpo y con sus manos a fin de evitar la caída de su valla. Ese control de la palabra es el recurso que hace viable su literatura.
Fogwill dice: “ultimamente solo leo una o dos horas por día y escribo una hora u hora y media, el resto del tiempo me dedico a escuchar música “. Sabe que ahora debe regular el oxígeno de su literatura; tiene la certeza que en nuestro país se siguen tejiendo nuevas realidades que el se verá obligado a atrapar en futuros relatos.
Su novela En otro orden de las cosas lleva al personaje a recorrer doce años cruciales de nuestra historia política. Se dice que en ella como en muchas otras, escribe a fin de mantener viva la memoria de un pasado. Ese es el Fogwill atrapa realidades; el Fogwill que se dedica a poner en palabras ese pretérito imperfecto no tan cargado ya de glorias. Que nos hace reflexionar hasta sobre nuestra condición de argentinos.

Publicado el 6-10-09 en Página Digital.