martes, 28 de abril de 2009

Harry el sucio – Gran Torino…un ciclo de cine violento.


Por Jorge Jofre.

La aparición en el mercado, a fines del 2008, de una edición en DVD del filme de Siegel Harry el sucio (1971) y el estreno a comienzos de este año de Gran Torino(2008) constituyen los extremos de una temática que tiene por eje la extrema violencia y una justicia “ por propia mano” y al margen de la ley.

Cuando Clint Eastwood irrumpe en la pantalla personificando al detective de homicidios de San Francisco Harry Callahan, la estructura del ya antiguo policial negro norteamericano se derrumba bajo el influjo de este filme. Le aplica una estocada mortal a la era de los detectives privados creados por Hammett; Chandler y Mac Donald En su lugar establece a un protagonista cargado de violencia...sin códigos ni leyes.
“Se lo que estas pensando, si disparé las seis balas o solo cinco. La verdad es que con todo este ajetreo yo tambien he perdido la cuenta.”...así inicia su monólogo frente a un salteador de bancos que se halla herido en el suelo a su merced, lo apunta con lo el propio Harry califica como el arma mas poderosa en existencia.
Eastwood volverá a encarnar a Harry Callahan en otros cuatro filmes…La lista negra (1988) será el último, luego tomará como actor y director otros destinos…Los puentes de Madison; Río Místico; Cartas desde Iwo Jima…. Ya próximo a un retiro anunciado es entonces que protagonizará y dirigirá Gran Torino.
En este último filme, desde los primeros momentos y a medida que transcurren los hechos, tenemos la idea de que nuevamente veremos a aquel Harry Callahan que hiciera famoso a Clint Eastwood en Harry el sucio…obsesivo; seguro de sí mismo; de pocas palabras; frío hasta el hartazgo...Todo da el perfil del antiguo policía de San Francisco.
Solo que Walt Kowalski (Clint Eastwood en Gran Torino) ha trocado su placa de policía por las medallas ganadas como veterano de la guerra de Corea; ha sido operario en la línea de producción de la Ford. Ahora solo se dedica, tras quedar viudo, a beber cerveza en el porche de su casa o con sus amigos; a cortar el pasto y a cuidar su Gran Torino, al cual el mismo le colocó en la fábrica su árbol de dirección.
Pero, casi repentinamente el filme sufre un golpe de timón. La Norteamérica de Kowalski no es lo que era la de Harry Callahan…la bandera que hondea en la puerta de su casa casi como un ícono de un nacionalismo xenófobo pierde vigencia y credibilidad. Aparece un Walt Kolwaski de carne y hueso que siente y se preocupa por lo que ocurre mas allá de su jardín; que es capaz de inmolarse en actitud redentora. Harry ha entrado al punto del ocaso de los héroes y su poderosa Mágnum ha comenzado a resultarle una carga muy pesada de llevar. De esta forma es como Eastwood cierra un ciclo abierto cuatro décadas atrás.

Jorge Jofre.

Publicado en Pagina Digital , 27-4-09