sábado, 16 de agosto de 2008

El chacal de Nahueltoro


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El chacal de Nahueltoro: inevitable encrucijada del cine latinoamericano
por Jorge Jofre
publicado el 05/03/2008 


Es sabido que en el cine latinoamericano de las cuatro últimas décadas no hay una unidad absoluta y determinante en lo que hace a los criterios técnicos y estéticos adoptados por los realizadores. Décadas atrás, Octavio Paz, habló de “ rupturas” en las vanguardias de Latinoamérica como forma de generar cambios; disparidad de criterios entre las avanzadas artísticas europeas y norteamericana y las propias formas de crear que llevan al” quiebre” a los creadores.
Esas “ rupturas” de las que hablaba Paz, con seguridad, son las que condujeron al cine latinoamericano mas o menos próximo a un planteo estético con fuertes cruces de criterios que genera, por la presencia de un pensamiento cinematográfico multidireccional obras muy dispares.
Si tal disparidad es aceptada, se debe aceptar también la idea de que “ El chacal de Nahueltoro” , es una obra que inevitablemente nos conduce a una encrucijada; a una región nodal donde confluyen estéticas ya desarrolladas ; que también abre caminos a otras nuevas.
Si nos posicionamos en ese cruce de caminos que es “El chacal de Nahueltoro”, poco a poco iremos penetrando en una compleja trama, oculta tras la simple apariencia de los hechos que rodean a un horrible crímen múltiple ocurrido en la región del Biobío. Poco a poco nos iremos dando cuenta como Littin abre con este primer filme suyo una nueva etapa en la cinematografía de Latinoamérica. 

Planteos de un director. 

“El chacal de Nahueltoro ” (1) es una obra que tiene su epicentro en la figura de Jorge del Cármen Valenzuela Torres (también llamado José del Cármen Valenzuela Torres; José Sandoval o José Jorge Castillo Torres), un campesino analfabeto que trabaja temporariamente y se alcoholiza con frecuencia. Un marginado social que se une a Rosa Rivas: una mujer sin vivienda ni recursos que ha tenido cinco hijas. Un “homeless” del hemisferio austral que bajo el influjo del alcohol dará muerte a Rosa Rivas y sus cinco pequeñas.
Escrita y dirigida por Miguel Littin , “El chacal de Nahueltoro” , recrea el múltiple crimen, casi minuciosamente, ahondando, aunque de costado, en las posibles causas que lo determinaron. Littin encara en blanco y negro, una filmación donde tanto el encuadre y el movimiento de la cámara como los recursos del montaje se aproximan desde lo formal aun cine de raíz documental….filma en los lugares reales donde ocurrieron los hechos y los textos que se escuchan corresponden al expediente de la causa judicial y a entrevistas de prensa realizadas a Valenzuela Torres.
“ El chacal de Nahueltoro” forma parte de un “ corpus” de lo que algunos denominaron el “ nuevo cine chileno” ; un cine compuesto por diversas facetas, pero que básicamente apuesta a la búsqueda de lenguajes que establezcan un claro discurso sobre las problemáticas locales y latinoamericanas. Tras su estreno, el filme provoca polémicas entre los directores y los estudiantes de cine. Los alumnos de la escuela de Artes de la Comunicación de la Universidad Católica de Chile se dividirán en dos bandos…los partidarios de Littin y los de Raúl Ruiz, autor por esa misma época, de “Tres tristes tigres”.( 2)
De todos modos, la obra de Littin como la de Raúl Ruiz; Patricio Kaulen; Aldo Francia y otros cineastas chilenos de fines de los sesenta, busca alejarse de los modelos de un cine altamente industrial, y toma con seguridad ciertos ejemplos (como lo hizo el cinema nôvo brasileño) de ciertas vanguardias europeas como el neorrealismo italiano o la nouvelle vague francesa. Nuevas formas de filmar; nuevas formas de comprender los contenidos cinematográficos. Bajo esta idea, “El chacal de Nahueltoro”, se manifiesta entonces como un intento littiniano por hacer un cine distinto; un cine que pueda dar cabida a una lectura comprensiva de ciertas problemáticas políticas y sociales propias del pueblo chileno y latinoamericano.
Esta “opera prima” de Littin muestra ya un estilo distinto….se trabaja permanentemente sobre la marcha corrigiendo y mejorando un guión que crece a medida que avanza el filme. Así es como en la compaginación final, el director, decide alterar el orden del relato…..comienza el mismo en el momento en que “el chacal” se haya ya en manos de la justicia después de haber cometido los crímenes. El echo de conocer la identidad del criminal desde el arranque, no obstante no quita tensión dramática al resto de la obra debido al tratamiento total que Littin le otorga a la misma.
Esas primeras tomas, son manejadas por el director, bajo una fuerte impronta de planos medios, donde “el chacal” aparece junto a las fuerzas de seguridad que lo están trasladando a pie mientras la muchedumbre se manifiesta en contra del asesino. La cámara pierde, por momentos, cierta estabilidad de encuadre, y esta especie de vibración de la filmadora unido al efecto de un blanco y negro contundente, le otorgan a la escena un dramatismo que no se perdería aún privándola del sonido.
Littin contrapone a estos planos medios iniciales, otros de gran amplitud de campo visual, donde solo se destaca la furgoneta que traslada al múltiple asesino a través de una ruta rodeada de un desolador paisaje. Tras ellos, aparece un título ...” La infancia de José” …preámbulo a un Valenzuela Torres en su niñez. José (o Jorge para el caso es lo mismo) atraviesa a pie la vastedad de un paisaje dominado por una fuerte línea de horizonte que se ubica casi en la mitad del encuadre. La cámara se aleja y se detiene para mostrar al niño que camina en medio de esa gran soledad; solo lo acompañan las siluetas oscuras de enormes coníferas que parecen estar sustentadas por esa línea de horizonte.
Es en este punto, y luego de las secuencias del apresamiento, donde Littin inicia verdaderamente el relato…una narración que podría ser denominada de “tono frío” que pese a ser fragmentaria construye de todos modos un relato que nos lleva al desenlace. Es un relato que permanente se interrumpe para avanzar y retroceder en el tiempo; un relato que el director organiza en tres segmentos que recorren el total de la obra.
El primero de los segmentos muestra la poco favorable infancia de Valenzuela Torres, su no mejor adolescencia y el encuentro con Rosa, su compañera y futura víctima. Magistralmente maneja en este tramo su “tono frío”; el relato es medido sin perder sin embargo cierta fuerza dramática. Salvando el entorno y la circunstancia, la presentación de José niño posee algo de ese sordo patetismo que Leonardo Fabio le otorgó a Polin en “Crónica de un niño solo” . (3), y hasta llega a manejar ciertos planos del rostro de José con una estética fotográfica que se emparenta con la del director argentino.
El segundo de los segmentos muestra la captura y el posterior juzgamiento de Valenzuela Torres. En él se destacan las escenas relacionadas con la reconstrucción de los crímenes de Rosa y sus hijas….el asesino es llevado al lugar mismo de los sucesos y ante la presencia policial y de la prensa debe reproducir lo obrado bajo los efectos del alcohol…pero ahora la circunstancia es otra y ello parece traducirse en el rostro de Nelson Villagra: el actor que personifica al “chacal”. La presencia de un periodista que sigue los hechos de cerca y con cierta obstinación parece reforzar el vínculo entre el realizador y su obra y el espectador; visto este aspecto en términos de recepción cinematográfica.
El tercer segmento afirma el desenlace: la condena a muerte; la asistencia espiritual de un capellán; entrevistas periodísticas; la ejecución. Es la parte del filme que ha presentado más contradicciones a los ojos de los analistas sobre todo en lo concerniente a las escenas del fusilamiento de Valenzuela Torres, en la que algunos creen ver una claudicación en el manejo de ese “tono frío” de los dos primeros segmentos, mientras otros lo toman como un “plus” que refuerza la tensión y apunta a una idea crítica; a lo ideológico y al alegato de índole sociopolítico.
Rupturas y cruces.
La obra de los cineastas latinoamericanos, sobre manera a partir de los sesenta, si bien en muchos casos es altamente personal, no puede ser incluída con claridad dentro ninguna estética radicalizada. Son pocos los casos donde un cineasta latinoamericano logra otorgar al total de su obra una coherencia estilística como la que observa Sontag en Bresson y Godard cuando afirma “que llevan ambos un sello inconfundible e insobornable” (4)….el brasileño Glauber Rocha; el chileno Patricio Guzman, tal vez sean algunos de los pocos ejemplos más claros al respecto de una estética radicalizada, fundamentalmente, debido al cruce de sus producciones con lo ideológico .
De todos modos, la obra de directores como Glauber Rocha, es fronteriza con varios enfoques y varios procedimientos técnicos….en “Dios y el diablo en la tierra del sol” , una muy particular realización del director brasileño, aparecen tanto vestigios del folklore Bahiano, como leyendas nordestinas; iconografías al modo de los spaghetti western y hasta recursos expresivos afines al tratamiento del teatro de Brecht.
Estamos en presencia de una América colonizada por españoles y portugueses; un territorio donde la proximidad de razas y culturas diferentes es moneda corriente y, donde se genera lo que se podría dar en llamar una “multiculturalidad” que sin duda debe influir en el cine como producto de esa sociedad. Un cine que puede correr los riesgos de perder universalidad cayendo en peculiaridades sin valor alguno para aquellos que no pertenecen al país o región donde se gestó. Un cine que debe de todos modos generar “rupturas” para ser vanguardia y capturar a las mayorías , sin correr el peligro de captar solo el interés de los cinéfilos o aquellos que se abocan a los estudios culturales en latinoamérica.(5)
“El chacal de Nahueltoro” es una claro ejemplo de filme producido en Latinoamérica que genera “rupturas”; que ha llenado las salas donde fue exhibido. Ni aún las peculiaridades del crimen múltiple ni el lenguaje bien chileno de los parlamentos invalida la universalidad del tratamiento del tema….pero, de todos modos, por el momento histórico en que es realizado y por los propios intereses del director se lo podría encuadrar no solo como un filme de “rupturas” sino también de “mezclas” debido al fuerte cruce de estéticas que bullen en su interior.
Miguel Littin produce a su “opera prima” cinematográfica por la misma época que Glauber Rocha genera su célebre “Antonio das Mortes. O dragâo da maldade contra o santo guerreiro” y Raúl Ruiz su “Tres tristes tigres” . Tres filmes que traen aparejadas tres historias totalmente distintas.
Rocha erige a Antonio das Mortes (un matador de bandidos) como el líder de una especie de guerra santa entre el bien y el mal, creando así una historia donde la realidad se mezcla con el mito y la fantasía. Ruiz basa “Tres tristes tigres” en un célebre relato de Cabrera Infante; rememora mediante el escritor realidad y conflictos de una Habana precastrista. Littin, elige para su primer filme un tema real; un tema de las crónicas policiales que había tenido una honda repercusión en el pueblo chileno y, ello le permite abrir dos vías narrativas distintas. Por un lado, le brinda la posibilidad de contar un cruento hecho real con un criterio fuertemente documentalista haciendo con cámara, montaje y actuaciones que lo que ve el espectador sea prácticamente un reflejo fiel de lo acaecido…como si lo filmara en “ vivo y en directo”. Pero, por otro lado el relato aparece teñido por la impronta del cine novo brasileño de Rocha o Guerra que rescata elementos del folclore y lo vernáculo.
Si “ Tres tristes tigres” es una “ historia cubana” ( originalmente expresada por Cabrera Infante con lenguaje y modos locales) que Ruiz cuenta “ en chileno” , la obra de Littin es un suceso real acaecido en Chile , donde los protagonistas se expresan con total y absoluto modo local; es un cine que ha establecido una ruptura concreta con las más avanzadas vanguardias europeas. Dicho quiebre se evidencia fundamentalmente en el último de los segmentos del filme, que parece “respirar” mediante lo ideológico y que conduce a que el total de la obra se cargue de un cierto sentido político. El planteo de varios de sus filmes posteriores confirman tal idea.
Aunque contemporáneo de Patricio Guzmán, Miguel Littin, nunca adoptará totalmente en sus filmes el riguroso uso de la cámara a modo de documento. En “ El chacal de Nahueltoro” recurre a un “documental simulado” ….la cámara en mano y los largos planos-secuencia le dan a la obra visos de filmación real…Así es como Littin se coloca en el cruce de dos estéticas : una que recurre a lo ficcional y otra al documento como huella de la realidad. 

Marginalidad y leyenda. 

El carácter casi documental que Littin sostiene en la mayor parte de “ El chacal de Nahueltoro” genera la idea de un “ naturalismo acriollado” que manifiesta mediante la voz y la gestualidad de ciertos personajes del filme: signos de actitudes xenofóbicas; marcadas diferencias entre las clases sociales; exclusión ; rasgo este último que se evidencia fuertemente en el personaje que encarna Nelson Villagra....es un hijo de la tierra chilena , un “ huacho” , convertido por falta de otra alternativa en jornalero que migra de tierra en tierra para poder ganar algún dinero que le permita sobrevivir.
Pero, si agudizamos la mirada, prontamente veremos, que “El chacal de Nahueltoro ” es mucho más que la síntesis “de la trayectoria de los sujetos populares y la historia social del desarrollo y la pobreza” (6). El filme no solo exhibe en sus fotogramas pobreza y marginalidad sino que también alude a la naturaleza misma del acto transgresivo. Como en las antiguas tragedias griegas pone a Valenzuela Torres frente a la ley: la humana en la figura del tribunal que lo juzga y condena; la divina en la del sacerdote de la prisión que lo confiesa.
Tal vez, por ello, en los tramos finales del film, Littin, parece tomar partido por “el chacal” (como lo llaman en la cárcel de Chillán) y ponerlo en la instancia de un ser acorralado por la justicia como antes lo fuera por la sociedad que lo desplazó de ella. De nada sirve que Valenzuela Torres haya aprendido, en prisión, a leer o que se haya acercado a la fe de una religión. En los tramos finales, el director nos deja translucir la idea de que se ha establecido una encarnizada lucha entre el marginal asesino y la sociedad.
Valenzuela Torres, ha sido un marginado, mucho antes de ser asesino múltiple, cuando la gente aún lo llamaba “el campano” aludiendo a esas flores entre amarillas y anaranjadas que crecen a los costados de las vías. El recorre constantemente las regiones en tren; la vía férrea forma parte de su vida y los vagones son muchas veces su ocasional vivienda...su vida transcurre así entre constantes “ derivas” como la de muchos habitantes de las actuales “ villas de emergencia” latinoamericanas que vagan por lugares que no le pertenecen buscando el sustento diario.
Esa constante “deriva”,” falta de lugar dentro del sistema” (7) lo conduce a no conformar una familia en el sentido estricto de la palabra. Solo se une a Rosa, una mujer con cinco niñas, que tras la violenta muerte de su esposo es echada del lugar que habita, por los dueños del mismo y, sin casa ni lugar fijo. Se une para morir en manos de él. La cámara de Littin, recorre, el desolado paraje, especie de “no lugar” (8) donde se desata el drama, con un rigor que no evita detalle del paisaje....como sabiendo que ese es el escenario donde luego va a mostrar una “actuación” loca e irracional; va a dejar claramente demarcado un hecho ajeno al “orden establecido”, que formula un “cuestionamiento al poder”. (9)
Al poner su personaje en escena, el director, modeliza y compone un personaje sobre la imagen de un ser que no oculta ni finge; que se manifiesta como se lo posibilitan sus propios recursos o su propio instinto.
A casi cinco décadas de los crímenes y 38 años del estreno del filme, del “chacal” no solo queda un nicho en el cementerio de San Carlos rodeado de ofrendas rogativas; placas con inscripciones y la fuerte presunción de que el sepultado allí se ha convertido en objeto de devoción popular….” (10) Jorge del Carmen, el arrepentimiento y la verdad fueron tu redención”… (11)expresa una placa colocada en ella.
Jorge del Carmen Valenzuela Torres sigue, de todos modos, vivo en los fotogramas de “ El chacal de Nahueltoro” , que a modo de espejo, reflejan lo ocurrido e instauran al personaje en el camino de la leyenda….el filme de Littin a ayudado a darle cabida en las mentes del pueblo chileno como un icono imborrable. 


Bibliografía y notas.
1) La película fue estrenada en el Festival de Cine Latinoamericano de Viña del Mar en 1969.
2) Ver Vega, Alicia, “Revisión del cine chileno” , Editorial Aconcagua, 1979.
3) “ Crónica de un niño solo ” (1965), es la primera película del argentino Leonardo Fabio. Filmada en blanco y negro, relata un momento de la infancia de Polín, un niño que vive en un asilo y escapa de él.
4) Ver Sontag, Susan, “Estilos radicales” , Buenos Aires, Suma de letras, 2005, p. 228.
5) Sobre el tema del multiculturalismo se puede ver: Jameson, Fredric; Zizek, Slavoj “Estudios Culturales. Reflexiones sobre el multiculturalismo”, Paidós, 1998.
6) Ver Frenulic Depix, Fernando , “El chacal de Nahueltoro: ¿trasgresión premoderna o moderna?”, Cyber Humanitatis Nº 35 (Invierno 2005).
7) Sobre el tema ver: Gache, Belen, “Las derivas de Juanito Laguna” en “ Lazos de Familia”, Buenos Aires, Paidós, 2004.
8) Para tratar el tema de los “no lugares” ver: Auge, Marc , “Espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad”, Barcelona, Gedisa, 1993.
9) “orden establecido” y “cuestionamiento al poder” son términos tomados de Michel Foucault. Se puede ver Frenulic Depix, Fernando, op. cit.
10) Sobre las devociones populares se puede consultar: www.naya.org.ar “Ciudad virtual antropológica. Almas milagrosas, santos populares y otras devociones”
11) Citado en www.lanacion.cl artículo de sección Noticias, año 2005. 


Jorge Jofre. 2008.

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