Es parte de un escrito publicado en
Argus-a, bajo del nombre de “Modernidad, sincretismo y filogoticismo en Carlos Páez Vilaró: contextos y estética
de un artista rioplatense”. En él, se
habla de los orígenes de la pintura del artista uruguayo, su actividad como
muralista y constructor.
Allá por los sesenta, en la escena pictórica argentina y rioplatense, Romualdo Brughetti marca una tendencia del arte hacia un universalismo. Agrega que, entre otras cosas, es pertinente iniciar tal proceso teniendo en cuenta la realidad artística local y nacional.También
destaca la importancia de validar desde la crítica las obras de arte como ―organismos autónomos‖ nacidos, no obstante,de la mano de un pintor (1960,179). Tales opiniones, abren
sin duda en el presente la posibilidad de varias disquisiciones. En primer lugar, el contexto
de Brughetti es el de un tiempo no globalizado donde aún se puede pensar en parcialidades
y localismos con cierta libertad y sin las presiones de hegemonías totalizadoras. En segundo
lugar, era un momento donde la autonomía de la obra estaba en crecimiento producto de
una fuerte impronta formalista de la crítica.
Por otro lado, la circunstancia de referirse en un escrito breve a la modernidad y el
sincretismo presentes en la obra del uruguayo Carlos Páez Vilaró(1923, Montevideo- 2014,
Punta Ballenas) pone en consideración el planteo de otra escena distinta a la de Brughetti.
Se debe considerar, por tanto, que la extensa vida y la producción de este notable artista
rioplatense ha transitado distintos contextos y épocas.
No se podría hablar de una única realidad y por sobre todo en su pintura ya sea de
caballete o mural. El Carlos Páez Vilaró de los años cincuenta en Montevideo, no es el
mismo que el de los sesenta con todo un desarrollo pictórico a escala mural que lo convierte en internacional. Aunque existan reiteraciones de temas, percepciones y hasta operatorias plásticas similares: el artista se moviliza por distintos escenarios que construyen entramados
entre lo producido y el ámbito.
Con respecto a la cuestión de la obra como ―organismo autónomo‖ – planteada
por Brughetti— se debe entender que resulta muy difícil en lo que hace al montevideano
separar lo creado de su creador. Ambas cosas tienen en Carlos Páez Vilaró una contigüidad
muy fuerte. Siempre en sus pinturas, murales, cerámicas o construcciones hay algo de la
mirada de un rioplatense que se hace evidente pese a los cambios de contextos y de momentos.
Casapueblo, una construcción, casi al modo de las catedrales góticas: sin planos precisos, solo con breves bocetos que marcaban agregados y acentuaban partes del complejo
edificio es un puntual ejemplo de esa particular destreza del habitante del Río de la Plata de
hibridar aportes de distintas procedencias sin perder en esencia el sello de lo local. Y si bien
Páez Vilaró desde un lado se acercó a una estética europea y picassiana, desde otro –como
Torres García y Barradas en el Uruguay o Berni y Batlle Planas en Argentina— supo dejar
en claro su habitancia rioplatense.
Jorge Jofre. ( Argentina-2023).
jorgejofre2000@gmail.com
Referencias bibliográficas.
Brughetti, Romualdo. ―La escuela pictórica argentina y rioplatense‖. 1960, pp. 175-200.
Texto completo en Argus-a. Vol XII. Ed. N° 47. Marzo 2023.
https://www.argus-a.com/archivos-dinamicas/1699-1.pdf
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