En la Alianza Francesa de Argentina (con el auspicio del MAMBA) se proyectó el video arte White Shoe Station (2008; duración 15’; filmado 16 mm en video; proyectado 35mm.) dirigido por la sueca Sarah Preibsch. Realización inspirada en el misterio que rodea al denominado “hombre del piano”; un caso policial que intrigó a las autoridades inglesas y a los columnistas de The Guardian.
Creo que unos años antes del 2008, ni la propia Sarah Preibsch consideraba la posibilidad de filmar, cámara en mano, algo como White Shoe Station. Tal vez la circunstancia de poder contar con un guionista como Tilman Rammstedt fue lo que permitió conformar esa especie de mini filme cargado de misterio que es White Shoe Station; contar con un escritor joven que adhiere a nuevos conceptos de lo literario y a nuevas formas del género narrativo.
Pero sin duda que el puntal de tal video arte es la historia real; es la que dispara las imágenes; los textos y hasta la emblemática música de Avi Tchammi o el ruido de un tren que recorre las vías. Todo comienza un 7 de abril del 2005 en las playas del condado de Kent, al sur de Londres y justo en el lugar donde las islas se aproximan más al continente. Allí, ese día de abril, la policía encuentra deambulando por la costa a un joven ataviado de traje y corbata; empapado y con aire de desorientación.
Desde el primer momento el joven no pronuncia palabra alguna; no posee documentos y a su ropa le ha sido arrancadas las etiquetas. Solo cuando un asistente social le facilita un papel se abre en algún punto el enigma de la identidad del joven o en realidad se podría decir que por otro lado oscurece aún más la situación. Dibuja entonces una cruz (que podría tomarse por la bandera sueca) y un piano de cola con tanto detalle que incluye las 88 teclas del mismo. Se le facilita un piano, el cual comienza a tocar incansablemente, según algunas versiones: tanto ejecuta El Lago de los cisnes, como monótonas composiciones circulares que se supone son de su autoría.
Día a día se derrumban los supuestos sobre su identidad: un pianista callejero francés; un ex integrante de la banda checa Ropotamo; un estudiante irlandés…solo el 19 de agosto se devela el misterio cuando el joven comienza a hablar con una de las enfermeras del lugar donde se halla internado y dice ser alemán y llamarse Andreas Grasi.
Confiesa además que cuando fue hallado en las playas de Kent estaba intentando suicidarse.Andreas Grasi, que afirmó también haber tenido en su Baviera natal problemas debido a su condición de homosexual, escribió con anterioridad a los sucesos de Kent, artículos vinculados a la música e incluso se asegura que le envío cartas al cantante Robbie Williams y al multimillonario Bill Gates; tal vez estas cartas de ser reales acompañarían debidamente sus sueños adolescentes de fama y reconocimiento.
De todas formas, poco o nada hay en el relato cinematográfico de White Shoe Station, de la historia de Andreas Grasi: de ese hombre que según dijeron se quebró en un momento y “no quiso mas ser llamado ni llamar”. Si hay encuadres de personas donde la cámara ausenta el rostro; casi como negando la identidad. Dándole protagonismo a los zapatos y las medias blancas de una mujer que nadie sabe que va a hacer o si espera algo.
Imágenes fragmentadas: de humanos; de un auto americano de fines de la década del ´ 50; del cartel de un restaurant. Saltos casi defectuosos en la filmación que destruyen la posibilidad de un lubricado y armonioso plano secuencia. Tomas con fuertes contrastes de valor mezcladas con otras que se diluyen en los grises medios. Todo eso y mucho más es este video de Sarah Preibsch, una artista visual sueca, que radicada en Londres ha ganado con el mismo un premio del Film London Artists’ Moving Image Netword.
Pero creo que lo fundamental en todo esto es que en White Shoe Station ronda el misterio de lo no revelado; de lo no sabido. Ese es sin duda el gran aporte de Sarah Preibsch al mundo del video arte; de una creadora que dice tener entre sus preferencias a Tarantino; Linch y Nina Hagen.
Publicado en Pàgina Digital. 28-4-2010
Jorge Jofre 2010
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